Mandos rifeños. Retirada a Monte Arruit.

 Toda tropa, necesita alguien que los dirija, mis rifeños, no son una excepción, hasta el momento están formados por una horda de desharapados, sin ningún tipo de orden o liderazgo, que les conduzca a objetivo alguno, pero eso va a cambiar, a partir de ahora, cada una de mis unidades, va a contar con alguien que los dirija. A nivel de juego, cada unidad cuenta con un "cabo de escuadra", el Mukadan o Caid, una especie de cabo o sargento, al mando de una fuerza de 15 - 25 hombres. En este caso, las minis que he pintado, actuarán en ese escalón de mando.

Aunque a nivel de juego, podrían actuar como un Caid Jamsin, el equivalente europeo a un teniente y estar al mando de unos 50 hombres, dos escuadras. Por último podría representar a una Caid Mía, el equivalente a una capitán europeo y ser el encargado de dirigir una compañía. De momento no he pintado las miniaturas que representarán a los escalones superiores, pero pronto llegarán.

Una vez tomada la decisión de retirase a Monte Arruit, el general Navarro, ordena a los acuartelamientos más lejanos, que emprendan también la marcha, para no quedar a merced de las tropas enemigas. A pesar de haber recibido órdenes de su superior, el general Berenguer, de resistir a toda costa, en la posición de Drius, él sabe que la posición ha sido superada por los rifeños y que están copados. Es imposible la defensa.

 Sin embargo, no todas lo lograran. Los hombres del coronel Romero, con 605 hombres, toma la nefasta decisión de quemar todos los pertrecgos y volar el polvorín, la inmensa humareda generada, provoca que sobre su posición, confuya una multitud rifeña. De los 605 hombres que estaban a su mando, tan sólo 37 hombres, llegarán a contactar con el general Navarro. Y es gracias a la actuación del regimiento de caballería Alcántara, que los rescatará en el último momento, de lo contrario, hubiese sido aniquilado hasta el último hombre.

El general Navarro, con una columna formada por casi 2.700 hombres, las baterías de artillería y los hombres del regimiento de caballería del Alcántara, se retiran a Monte Arruit, tomando dirección a Tistuin, situada a una distancia de 20 km y cercana a las vías de ferrocarril. Pero en su camino está el cauce del río Igan, que por encontrarse prácticamente seco, forma una trinchera natural, donde hay apostados un gran número de rifeños, cortándoles el paso. El día 23, el Alcántara, al mando de su jefe accidental, el teniente coronel, Fernando Primo de Rivera, va tanto en vanguardia, como retargudia, protegiendo la columna en retirada. Pero su prueba de fuego, aún está por llegar, cuando forman en  Drius,  frente al barranco de Igán, donde cargarán hasta cuatro veces, para abrir una brecha, que permita que el resto de la columna salga de aquella ratonera. La última carga, tendrán que hacerla al paso, con las monturas agotadas. Aquella valiente acción, salvó el resto de la columna, al precio de la práctica destrucción del regimiento, de 465 efectivos, al terminar el día, sólo 60 hombres quedan en pie.

Según continúa la retirada a lo largo del día 24, Navarro y sus casi 3.000 hombres, van dejando posiciones vacías a su paso: Dar Azugai, Kandussi, etc...  Recogiendo a sus integrantes, si no han sido aniquilados, o si el enemigo, no se lo impide. A esas alturas, aún resisten hombres en Sidi Dris, Afrau, etc..., la antigua vanguardia destacada por el ya difunto general Silvestre. Los hombres de Abd el Krim, avanzan en una columna paralela a la del general Navarro, con la intención de adelantarlos y cortarles la retirada a Sammar, Nador y Zeluan.

En la zona de Telatza, la guarnición compuesta casi por 1.000 hombres, es atacada por los rifeños. El Tte coronel García Esteban, al mando de la misma, decide ordenar la retirada hacia la zona ocupada por los franceses, haciendo una salida nocturna, para evitar más bajas entre sus hombres.

Al finalizar el día, los rifeños están a las puertas de Zeluan y Nador, la comandancia de Melilla ha dejado de existir.

El día 25 de julio, no trae mejores noticias para las tropas españolas. Se producen algunos actos de cobardía, como los del Coronel Araujo, que pacta salvar su vida y la de sus oficiales a cambio de 5.000 pesetas, mientras que el resto de sus hombres, casi 900 soldados, serán desarmados y ejecutados por los rifeños. Por esa acción, posteriormente será condenado a un año de cárcel y a suspensión de empleo y sueldo, sentencia polémica y vergonzosa. Por contra, otros oficiales, reciben ofertas similares, rendirse a cambio de pagar un rescate por ellos y sacrificar la vida de sus hombres, como es el caso del capitán Amador, que es sorprendido cerca de Dar Quebdani, realizando una aguada, junto a un centenar de sus hombres. Tras recibir la oferta, se niega, reparte la munición entre sus hombres y se aprestan para enfrentarse a unos 1.000 rifeños. El desenlace estaba escrito de antemano, ninguno español sobrevive al choque, aunque los rifeños, tampoco salen indemnes del mismo, perdiendo un buen número de hombres.

Aunque en estas líneas estamos comentando que los rifeños ejecutaron a muchos de sus prisioneros y sea algo que nos choca desde nuestra visión actual y occidental, hay que tratar de entender por qué se ejecutaban esas acciones. No se trataba de una cuestión de ensañamiento u odio, para ellos, era una cuestión práctica. Su región era una zona pobre, donde la subsistencia está a la orden del día, si apenas poseen alimento para ellos y sus familias, ¿cómo van a poder alimentar a centenares de hombres que han capturado prisioneros?. La solución más lógica para ellos, es matarlos a todos y quedarse con aquellos, por los que se puede pedir un rescate, los oficiales.

De los hombres del Tte Coronel García Esteban, que salieron de Telatza la noche del 24, comienzan su retirada sin llamar la atención de los rifeños, amparados por la noche y una espesa niebla, pero con las primeras luces del día 25, serán detectados y atacados en gran número. Finalmente y aunque pierden gran parte de su impedimenta, incluidas varias ametralladoras y la mayoría de sus heridos, logran llegar a zona francesa unos 500 hombres, han dejado por el camino 1.000 muertos.

Los defensores de Sidi Dris, en la costa, sufren el asedio de su posición desde el mismo día de la caída del campamento de Annual, el comandante Velázquez, al mando de 300 hombres, aguanta la posición como puede. Frente a la costa, reciben el apoyo de varios buques, entre ellos El Princesa y el Laya, que cañonean las posiciones rifeñas, pero aún así, éstos no desisten en su intento de tomar Sidi Dris. Cuando el día 25, la posición es tomada por los primeros rifeños, los supervivientes, al mando del comandante Velázquez, tratan de forzar una retirada hasta la playa. Desde el Laya, envían varios botes, para socorrer a los que lleguen a la playa. Sólo 30 hombres de los 300, podrán salvarse. En Afrau, otra posición costera, la evacuación logra hacerse sin tanta resistencia rifeña y prácticamente la totalidad de su dotación, logra salvarse, salvo alguna baja que se produce por un leve paqueo rifeño.

En Nador, un oficial de la Guardia Civil, se hace fuerte en la fábrica de harinas, junto a 200 hombres, que hacen acopio de municiones, agua y víveres, para resistir el asedio. En Zeluan, algunos regulares se sublevan, pero la mayoría continúa guardando lealtad España y continúan defendiendo la plaza.

En definitiva, el panorama es desolador, las tropas están en franca retirada en todos los frentes, o han sucumbido al asalto rifeño. Melilla se encuentra en pánico, con la población pensando que la ciudad tiene las horas contadas.

Buena caza y largas lunas.