Monday, February 22, 2021

Las Vagonetas Snotling se lanzan al ataque...

Aprovechando que aún me quedaban un buen montón de snotling de la primera matriz de la caja de Blood Bowl, así como la segunda vagoneta, me decidí a coger aquellos snotling que hacen de posicionales en el campo, que por su postura, pudieran quedar bien dentro de una vagoneta. En algunos casos, tuve que cortar con cúter alguna pieza, o reposicionar alguna de las partes de los snotling, pero en general no revistió mucho trabajo hacerlo. Con un poquito de paciencia, logré crear una segunda tripulación totalmente diferente a la primera y aunque veo difícil que pueda llegar a utilizar en una misma partida dos vagonetas de ataque, me lo pasé tan bien pintando la primera, que me apetecía dejar pintada la segunda. Es verdad que hubiese podido guardar esa matriz extra para cualquier otra ocurrencia, pero lo cierto es que me conozco, si no lo hacía ahora, más adelante me iba a dar pereza retomarla, así que me dejé llevar las ganas y ponerme con ella. 

Ahora mismo tengo un buen montón de snotling libres, que usaré para decorar peanas de héroes goblins, vestir penas grandes como los trogoths, etc…, pero el pintado y montaje de esas minis, sí que las dejo para más adelante, cuando ya tenga las peanas preparadas y vea qué me pide cada una.

 

“El improvisado campamento goblin, era un torbellino de caos y actividad. Ni si quiera se molestaron en levantar lonas para usar como protección, preparar fuegos donde comenzar a hervir gigantescos calderos donde hervir los viscosos engrudos de hongos que les gustaba ingerir. Todos sabían que ese alto iba a ser muy breve, lo justo para preparar el plan de ataque y permitir que algunas unidades como loz jinetez de araña tuvieran tiempo a colocarse. Loz chicoz se dedicaron nerviosamente a afilar la punta de sus lanzas, revisar que las flechas de sus carcales estuvieran en perfecto estado, manosear sus preciados amuletos y abalorios, esperando que el precio pagado por ellos a los shamanes, hubiera merecido la pena y les protegieran en el combate.

 

Pero donde la actividad era aún más frenética, era entre los Snotling, Zparki se movía entre los suyos, repartiendo palmaditas en la espalda o collejones indistintamente, él conocía los secretos de la motivación, aprendidos a la sombra de los grande líderes goblins, entre la algarabía de sonidos producidos por el martillear y serrar los estrambóticos cachivaches que estaba construyendo. Había que ser amables con loz chicoz, pero recordándoles siempre quien mandaba y cómo el fracaso llevaba aparejado un castigo. Lo cierto, es que los intentos por motivar a los vocingleros snotling, sólo servían para confundirlos aún más. El que recibía la palmadita, se dedicaba a martillear frenéticamente el trozo de madera que tenía delante, sin importar si ya estaba bien sujeto, o si quiera, si esa pieza debía ir clavada o no. Por otro lado, el que recibía la colleja, entendía que su trabajo no era correcto y procedían a arrancar lo que estuvieran haciendo en ese momento.

Había seis o siete grupos de snotling enfrascados en crear cada uno de ellos la mejor vagoneta de ataque, barriles, escudos, trozos de carro de transporte, lanzas, ramas caídas o arrancadas, todo servía para construirlos.

 

 

Un abanderado goblin se acercó a Zparki y cariñosamente le llamó la atención de un puntapié en el trasero.

 

-          El jefe quiere zaber zi aún oz queda mucho –

Zparki, frotándose con la mano, la zona del puntapié, miró con cara de odio al goblin. – Loz carroz eztarán cuando tengan que eztaz-, tanpronto salieron esas palabras de su boca, ocurrieron dos cosas, la primera de ellas, es que se arrepintió de decirlas, la segunda, siguió inmediatamente a la primera, en forma de collejón propinada por el goblin. – Qui dicir, que ya eztamoz liztoz…-

 

Mejor salir del paso con aquella respuesta, antes de que al goblin se le ocurriera dar un escarmiento al resto de los snotling lanzándole a él para servir de comida a los garrapatos. Así que se giró, silbó con toda la fuerza de sus pulmones y de inmediato paró el martilleo. La escena, para un observador externo, no podía ser más cómica, snotling con el martillo detenido a medio golpear, otro sudando la gota gorda mientras sujetaban un pesado madero, alguno con el dedo metido en la nariz mientras se hurgaban en busca de un suculento manjar… 

 

-          Llegó la hora chicoz, dejaz laz cozaz como eztan y vamos a comenzar a arraztraz la vagonetaz hasta la cima de aquella montaña… -

 

Los snotling, desecharon 3 ó 4 cacharros a medio montar, ataron con trozos de cuerda, trapos y telas algunas piezas claves de los vehículos más adelantados. Habían logrado tener listos 8 ó 9 vagonetas listas a tiempo. A Zparki se le llenó de orgullo su pequeño pecho al ver aquella maravilla, es cierto que a ojos de cualquier otra criatura, que levante más de un par de palmos del suelo, esa visión no serviría para llenar de orgullo nada…, es posible que sea así porque esas criaturas más grandes, tienen el pecho más ancho. El portaestandarte goblin se marchó de vuelta a informar a su señor, los pequeños montones de mierda ya se habían puesto en marcha.

 

Subir las vagonetas hasta el lugar acordado estaba siendo todo un desafío, un nutrido enjambre de snotling tiraban pendiente arriba de cuerdas atadas a las vagonetas, mientras otro nutrido grupo empujaba de ellas, tropezando y mascullando entre la oscuridad, alumbrados tan sólo por el malévolo resplandor de la luna. Tan sólo un puñado de goblins les acompañaban en aquel titánico esfuerzo, todos ellos con gran regocijo en sus malévolos ojos, ya que para ellos estar allí, significaba, que no tendrían que estar en primera línea de combate para tener que vérselas con los Armaduraz Relampago, su misión consistía en algo tan placentero como acogotar a un puñado de snotling para que estuvieran en el lugar adecuando en el momento adecuado. De vez en cuando, para motivar a loz canijoz, los goblins repartían un par de patadas aquí, un par de astazos de lanza, o unos cogotazos que hacían salir disparados al snotling fruto de sus atenciones. Cuando por fin llegaron a lo alto del cerro acordado, los snotling estaban sin resuello, tirados en el suelo tratando de recuperar el aliento, pero los goblins no les dieron mucho tiempo a recuperarse, cogieron de la oreja al que tenía pinta de líder de aquel patético grupo y le montaron en lo alto de una de las vagonetas.

 

-          Hala, renacuajoz, a montarze todoz en los chizmez ezo, que ze noz va la noche…

 

Los snotling en un principio se mostraron reacios…, eran snotling, pero no tontos, miraban alternativamente de reojo sus vagonetas y la empinada ladera por la que debían lanzarse con ellas y no se mostraban muy entusiasmados. Por suerte, los goblins enviados a lo alto de aquella cima, eran expertos en motivación, empuñaron sus lanzas, desenvainaros un cuchillos y con un malévolo brillo rojizo en sus ojos, convencieron a los reticentes snotling, que iban a estar más seguros encima de las vagonetas, que fuera de ellas. Así que cogiendo palos, piedras, y todo objeto que tuvieran a mano y pudiera ser susceptible de ser arrojado, se fueron montando como pudieron en los vehículos, algunos dentro, otros agarrados a varales o encima de los techos. Sin darles tiempo a plantearse que si salían corriendo cada uno en una dirección, los goblins no podrían atraparles, éstos se situaron detrás de las vagonetas y tras empujarlas al borde, les fueron dando fuertes empujones y vieron como con un estruendo ensordecedor, se desplazaban a velocidades vertiginosas ladera abajo. Mientras entre risas veían salir despedidos a los snotling según las vagonetas cogían velocidad, observaban como algunas de ellas perdían piezas, salían disparadas ruedas de algunos vehículos, haciendo que hasta dos vagonetas volcaran, otro par de ellas se desintegraran al caer al suelo después de pegar un gigantesco salto, cumplieron la última parte de su trabajo, hicieron sonar los cuernos que llevaban con ellos, de esa manera, todos sabrían que había llegado el momento de lanzar el ataque.

 

A Zparki le hubiese gustado dedicar una palabras de ánimo para enfervorecer el ardor guerrero de zuz chicoz, por desgracia no tuvo tiempo para ellos, los goblins les metieron a empujones en las vagonetas y sin darles tiempo para nada, les lanzaron pendiente abajo, desde ese momento, sus pensamientos sólo pudieron ir dirigidos a una única cosa, agarrarse lo más fuertemente posible al varal más cercano, para evitar salir despedido y acabar destrozado contra el suelo. 

 

-          ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ Iaaaaaaaaggggghhhhhhhhhh !!!!!!!!!!!!!!

 

Aquel grito desesperado era lo único capaz que era de articular. 

 

-          Tatatatata riiiiiiií, tatatarariiiiiiiií-, sonaban las cornetas que soplaban a pleno pulmón los snotling que las tenían.

 


 

 

Desde el lugar que ocupaba, pudo ver como una de las vagonetas que le sacaba a la suyas unos metros de ventaja a su derecha, acababa destrozada al salírsele una de las ruedas, provocando que volcasen, entre una nube de polvo y astillas. La empinada ladera estaba llena de enormes rocas y socavones, que el piloto de la vagoneta iba esquivando como podía. Habían recorrido gran parte de la pendiente y ya comenzaba a sentirse a salvo, comenzando a atisbar la esperanza de sobrevivir a aquel descenso infernar, cuando pudo observar como una masa verde de árboles comenzaba a salirles al paso… . No había contado con que tendrían que atravesar el bosque de gigantescos árboles, con el suelo cubierto con sus grandes y nudosas raíces. Si bien el espacio entre los árboles era amplio, la velocidad a la que se movía la vagoneta, hacía que cada ligero cambio en la dirección del vehículo para esquivar un obstáculo, les llevase dando tumbos al siguiente, que nuevamente volvía a ser esquivado por los pelos. El ambiento a su alrededor estaba lleno de gritos y alaridos, todo olía a sudor, miedo y excreciones, seguramente algunas fueran suyas. A través de los troncos de los árboles, pudo ver un par de vagonetas cercanas maniobrando como ellos para evitar acabar destrozados, no podía saber cuántas quedaban…, pero…, ¡crassshhhh!, una de ellas se estrelló contra un tronco cercano, lanzando piezas en todas direcciones. No le dio tiempo si quiera a asimilarlo, ya que instantes después entraba en una enorme claro, donde en vez de árboles, se veían otras imponentes siluetas, hombres de corpulentas armaduras, algunos con enormes escudos, encarados en su dirección y con ballestas apuntando hacia ellos…

 

 

Una lluvia de virotes y relámpagos lanzados por sus magos, salieron a su encuentro, aunque a él no le dio tiempo de ser consciente de lo que estaba ocurriendo, pues antes de poder procesar toda aquella información, su vagoneta de ataque se estrelló contra el muro de escudos, Zparki se vió catapultado hacia delante, hasta que chocó con algo, que hizo que perdiera completamente el sentido.

 

-          Jefe, jefe… -, unas palmaditas en la cara trataban de traerle de nuevo a la consciencia. Un enorme chichón hacía que su cabeza hubiese doblado su tamaño. Aún sin ser consciente de lo que estaba haciendo, entre quejidos, trató de levantarse, pero su cuerpo respondió con una vomitona ante tal temeridad. Antes de perder de nuevo la consciencia, pudo ver como el claro del bosque era un pandemonio de gritos, golpes, y hechizos lanzados…, del que un pequeño grupo de snotling, llenos de magulladuras, supervivientes de aquel descenso infernal, trataban de escapar. Una sonrisa afloró a la cara de Zparki, loz chicoz lo habían hecho bien”.

 

Buena caza y largas lunas.

1 comment:

  1. A mí es que me encanta, la mires por donde la mires. Qué gozada de bicho, te ha quedado de miedo :D

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