"(Inicio transcripción)
Necromunda. Colmena Primus, Subnivel L691. Próximo al Pozo de Ácido.
A la atención Frank Castle. Capitán Subyugator Subniveles L626 - M129.
Misión de castigo: Localizar Sabine Wren. Retornar al Gremio de Comercio el Mercado de Armas Subnivel L691.
Dictamen: Sentencia capital, debe ser comunicada y aplicada al momento. Sin apelación. Si la sentenciada no está conforme con la sentencia, podrá apelar una vez ejecutada.
(Fin de mensaje)
"Frank Castle reune a sus muchachos para la redada"
La Colmena Primus es una laberíntica red de niveles, pozos y túneles kilométricos que se extiende tanto hacia las estrellas, como al corazón del planeta. Todo está medido en Necromunda, en término de ganancias, beneficios, porcentajes de explotación y no son pocos los que se ven tentados para arañar esos porcentajes en beneficio propio, pensando que nadie se dará cuenta. Total, ¿qué son unos míseros créditos en la opulenta mesa de Lord Helmwar y sus Casas Nobles, en las avariciosas manos de los Gremios, o en las ensangrentadas guerras de pandilleros?.
Pero se nota, claro que se nota..., cuando algún incauto decide ir por libre y no se ajusta a los férreos códigos de conducta de Necromunda y realiza los pertinentes sobornos, pagos de cuotas de producción a los Gremios, buscar la protección de una banda fuerte..., lo más probable es que un día, reciba una desagradable y ejemplarizante visita, para encauzar la situación.
A pesar de todo, siempre hay gente osada, desesperada o símplemente lo suficientemente estúpida, para tratar de doblegar el sistema de Necromunda. Sabine Wren, una antigua cazarrecompensas caída en desgracia, acabó refugiándose en las profundidades del Sumidero. Después de dar un espectacular golpe de mano, decapitando a los mandos de un pequeño, pero lucrativo enclave comercial de menudeo de armas, reunió un grupo de escoria y deshechos del Sumidero, con los que ha estado controlando el funcionamiento del mismo.
"Mercado de armas. Subnivel L691"
El Gremio de Comercio, cursó una petición formal, (Indicativo 235 / 4789, por Ruptura de las cláusas contractuales en la explotación Mercado negro de armas Subnivel L691). Una vez aceptada la demanda y cursada la sentencia, sólo queda cumplirla".
Después de mucho tiempo sin jugar a Necromunda, junto a Keyan, hemos vuelto a las andadas. Ésta vez, decidimos probar algo totalmente nuevo, aprovechando la nueva matriz de Escoria que había salido, así como la escenografía del Mercado Negro, decidimos montar una pequeña campaña, usando a los Enforcers. La premisa de partida era sencilla, una cazarrecompensas caída en desgracia, recluta una pequeña banda de deshechos y logra hacerse con el control de un lucrativo mercado de armas. Una patrulla de Enforcers, debe revertir la situación y devolver el control del mismo, a las manos del Gremio de Comercio.
Jugamos una partida a 750 puntos, por lo que las bandas eran pequeñas. Por el lado de los insurrectos, contábamos con Sabine Wren, una cazarrecompensas muy bien pertrechada, con armadura, rifle láser largo y espada de energía, así como un gato Phyrr, Jonesy. Su segundo al mando es Pústulas Sam, un campeón equipado con Bolter y espada sierra, un pandillero, Ender, equipado con espada sierra y pistola automática y cuatro escorias con rifles automáticos.
Por mi parte, contaba con las siguientes fuerzas:
Capitán Subjugator Frank Castle: armado con revolver, porra de energía y escudo.
"Frank Castle"Sargento Callahan: armado con revolver y porra de energía.
Oficiales Riggs y Murtaugh: armados con Bolter y escopeta respectivamente y revolver.
"Riggs y Murtaugh"Oficial John McClane: escudo, revolver y lanzagranadas.
Las condiciones de victoria para los Enforcers era lograr abatir y ejecutar a todos los insurrectos. Sabine Wren y sus muchachos ganaban el escenario si acababan con los Enforcer y sobrevivía al menos uno de los integrantes de la banda.
A priori, contaba con una banda muy sólida, bien pertrechados y duros de abatir, por contra, tenía enfrente una banda numerosa, con muchas activaciones, así que tenía que tener cuidado a la hora de moverme para no exponerme demasiado y dejar a mis muchachos vendidos.
"Las órdenes estaban impartidas, Frank Castle había reunido un grupo curtido de Enforcers, hechos a faenas peligrosas. Todos eran profesionales, sabían que no se trataba de una patrulla más, las órdenes eran claras: Misión de castigo, orden de ejecución para todo el que empuñase un arma contra ellos, la sentencia debía ser ejecutada en el acto. No habría detenidos. Eso implicaba que tampoco podían esperar colaboración por parte de los reos.
Todos estaban revisando su equipo, cargadores municionados, armas listas, armaduras bien colocadas, escudos embrazados y bien sujetos.
Castle miró a sus hombres uno por uno, levantó la mano, la hizo girar en el aire y cerró el puño. Los hombres asintieron y se pusieron en marcha tras su capitán, cada uno sabía qué se esperaba de ellos y por donde tenían que entrar al mercado".
Turno 1:
"McClane, orientando el escudo hacia delante, avanzaba mientras con la mano libre empuñaba su revolver, reservaba el lanzagranadas para cuando hiciera falta, se trataba de una arma aparatosa, que en las distancias cortas no podía ser disparada. El sargento Callahan le seguía de cerca, con una mano en su hombro derecho, dádole pequeños toques, con los que le transmitía lás órdenes: recto, cuidado a la izquierda, derecha despejado... Así funcionaban los Enforcers sobre el terreno, un escudo táctico abriendo camino, un compañero detrás, revisando las intersecciones y los laterales. Se manjeban con ligeros golpes en la espalda, se había decretado silencio de radio, hasta que Castle decidiera romperlo. Uno nunca podía estar seguro de las frecuencias manejadas, no sería la primera vez, que les habían roto las encriptaciones y les habían cogido con los pantalones bajados".
Durante ese turno, me dediqué a avanzar hacia delante, sin exponerme demasiado, el capitán avanzó por el centro, Riggs y Murtaugh por la izquierda del tablero, mientras Castle y Callahan por la derecha. La escoria insurrecta, realizó pequeños cambios y buscó mejores coberturas.
Turno 2:
"Había algo que no cuadraba en todo aquello..., a esas alturas, los puestos del mercado estaban prácticamente vacios, no se veían demasiada gente pululando por ahí. Tampoco se veía demasiada mercancía expuesta. Joder, conocía aquel mercado, era un buen lugar para hacerse con armas, puede que no fuesen las mejores, pero desde luego, había donde elegir. Lo que Callahan veía expuesto en ellos, eran migajas. Al lado de uno de los puestos, vió a un tipo cubierto con un sucio poncho, mirando nervioso hacia su posición. Eso era algo normal, estaba acostumbrado a causar esa sensación entre la población, cuando avanzaba pertrechado y con el arma desenfundada..., pero..., allí había algo que no cuadraba. Lo habitual es que se esfumaran al verlos, no que se quedaran allí plantados... - ¡Joder!-
Rompió el silencio de radio. - Torre 2 a tablero, nos están esperando-
- Tablero a peones, romper formación, a discreción - Castle no dudó ni por un instante al escuchar a Callahan. Era perro viejo y se fiaba de sus instintos. ¿Les habrían detectado o es que se había producido un chivatazo?. Mierda, eso tendría que dejarlo para después".
McClane avanzó hasta una cobertura y disparó contra la escoria más cercana, aunque no logró impactarle. Recibió disparo de vuelta, pero sin consecuencias.
Riggs buscó posición de disparo y soltó una ráfaga con su bólter contra Pústulas Sam, pero falló. Por desgracia, Callahan tenía razón, les estaban esperando..., una ráfaga bien dirigida, impactó le dio de lleno, destrozándole el pecho.
- Mierda, joder..., Riggs, Riggs... . Agente abatido, agente abatido, radió Murtaugh -.
Murtaugh decidio a tomar venganza, avanzó con su escopeta, escupiendo postas sólidas, mientras lanzaba maldiciones sobre aquellos bastardos que habían alcanzado a su compañero. Pero más allá de malgastar algunos cartuchos, no logra nada provechoso. A cambio recibe dos rociadas de balas, que no le causan ningún daño.
Castle maldiciendo, ante el cariz que toman los acontecimientos sale detrás de Murtaugh, aquel chalado va a acabar destrozado, como su compañero, si no logra calmarlo. Avanza con paso tranquilo, escudo por delante, pistola amartillada y en cuanto detecta un ligero movimiento a la altura de Murtaugh, dispara mecánicamente, una, dos, tres veces..., un tipo salió disparado hacia atrás por el impacto de los sólidos proyectiles. Pudo comprobar que el tipo se movía aún en el suelo, aunque gravemente herido, podía olvidarse de él.
Cuando estaba llegando a la altura de Murtaugh, una veloz sombra se avalanzó sobre la espalada del veterano policía, una maldita bestia le destrozó la espalda con sus garras, arrancándole las placas de la espalda... .Castle no pudo disparar sobre la bestia por miedo a herir a su compañero, pero aunque hubiera querido hacerlo, no hubiese tenido tiempo para reaccionar, el ataque fue visto y no visto..., la bestia ya había desaparecido entre los puestos, mientras veía como Murtaugh quedaba tendido en el suelo, con las espalda destrozada y los huesos destrozados asomando por debajo del amasijo de carne en el que había quedado convertida su espalda.
- Riggs y Murtaugh han caído. Hay una bestia Phirr suelta, repito, hay alimañas. Cubrid posiciones, no avancéis, hay que revaluar la situación -.
Reevaluar, bonito eufemismo, para referirse a aquel montón de mierda en el que estaban metidos.
Callahan recibió las noticias, estaban jodidos, pero que bien jodidos, trató de asomarse un poco a través del parapeto, cuando un disparo láser se coló por encima de su escudo, impactándole en el pecho, por suerte, la armadura le protegió.
- Sus muertos..., dijo casi sin aire en los pulmones-. - Hay un francotirador..., y es de los buenos -.
El turno no se podía haber complicado más, había perdido dos Enforcer en el segundo turno y sólo había abatido una escoria rival. Sabine, con una activación doble, lanzó el gato Phirr contra Murtaugh destrozándolo y disparó sobre Casttle. Por suerte, gracias a la protección extra del escudo, pude salvar la tirada y sólo quedó pineado en el suelo. Pero lo cierto, es que la partida, se ponía muy cuesta arriba.
Turno 3:
"Callahan aún estaba con la espalda apollada en el parapeto, mientras trataba de recuperar el resuello, cuando pudo ver por el rabillo del ojo, cómo un tipo salía disparando hacia McClane, disparando con una pistola al tiempo que hacía rugir una espada sierra. Aunque McClane se volvió avisado por el ruído de la espada sierra, no fue lo suficientemente rápido y fue abatido a mitad del giro.
Castle, estaba convencido que lo peor que podía hacer, era ordenar la retirada de sus hombres. Hacerlo era una muerte segura, con aquellos malnacidos acosándoles por la espalda y cazándoles uno a uno. Iría hasta al final, si tenía que acabar en el infierno, al menos, lo haría rodeado de todos aquellos bastardos que pudiera llevarse por delante. Con un grito de rabia, salió de su parapeto y mientras su escudo detenía un par de ráfagas de automática, se acercó al tipo que abatió a Riggs, el tipo parecía una especie de lugarteniente. Le descerrajó varios tiros, empotró su escudo contra él y cuando logró derribarlo, descargó todo el peso del escudo sobre su cabeza. Riggs se encontraría en las puertas del infierno con su verdugo y sabría como ajustar cuentas. Aquel pensamiento, le hizo esbozar una sonrisa".
Lancé a Castle al asalto contra Pústulas Sam y logré acabar con él en combate cuerpo a cuerpo. A esas alturas, con tan sólo dos Enforcers vivos y la partida prácticamente perdida, decidí lanzarme hacia delante a por todas, si iba a perder, al menos lo haría cazando a tantos de aquella escoria como pudiera.
"Castle notó un fuerte impacto en su escudo, era el francotirador del que le advirtió Callahan..., a través del visor del escudo, miró al tejado del edificio que tenái delante, era un destartalado emplazamiento, no estaba acorazado, aunque cumplía la función de parapeto y permitía controlar todo el mercado desde sus alturas. Tendría que vigilar muy bien los diparos que desde ahí salían, si no quería acabar destrozado.
Callahan por su parte, se incorporó a pesar de que el pecho aún le ardía y con un único disparo, le voló la cabeza al tipo que atacó a McClane. - Alégrame el día -, dijo cuando vió como la bala le destrozó el cráneo".
El tercer tuno acabó con dos escorias abatidas y un nuevo Enforcer fuera de servicio. Sólo quedaban en pie los dos veteranos, Castle y Callahan, el nucleo duro de la patrulla. El capitán sobrevivió a un par de rociadas de armas, sin daño. El capitán Subjugator con escudo y armadura, es una mala bestia, imparable en el cuerpo a cuerpo. He de reconocer que estaba teniendo suerte, ya que había sobrevivio gracias a sus tiradas de salvación a varios impactos, incluído el rifle láser de la líder rival, que era realmente mortífero.
Turno 4:
"- Zummmmm. Joooooooder, el disparo láser del francotirador, había atravesado las capas del escudo y había impactado contra su armadura, llegando hasta la carne en su hombro derecho. Escocía horrores, pero no podía permitirse el lujo de pararse a lamentarse. A través de las lágrimas de dolor que asomaban a sus ojos, pudo ver como la bestia que destrozó a Murtaugh, se acercaba a por él... . Levantó el escudo y se dispuso a recibir el impacto de aquello mole lanzada a la carrera. Cuando el animal se lanzó hacia él con un poderoso salto, Castle en vez de quedarse quieto y recibir todo el golpe de la carrera, se lanzó a su vez contra el animal, golpeándole en la cara con el escudo. La desprevenida bestia, acabó medio aturdida en el suelo, el veterano agente, le pisó la cabeza con sus pesadas botas y le vació el cargador de su arma, hasta que dejó de moverse".
Mi rival comenzó el turno, lanzando todo lo que tenía sobre mi capitán, aunque logró hacerle una herida con el láser, aún seguía en la partida. Por eso le lanzó el gato Phyrr, esperando acabar con él y dejarme sin opciones reales de seguir adelante. Por suerte, Castle, aguantó la embestida de la bestia y en el ataque de respuesta, logré acabar con él.
"Callahan pudo ver a su capitan avanzando hacia delante... No quedaba otra que sumarse, estaba claro el asunto, iba a ser todo o nada. Con una rápida carrera, se plantó al lado de otra pandillero, y lo destrozó con su porra de energía. Por su parte, Castle seguía como un autómata, avanzando hacia delante, a por su siguiente presa, cerró en combate sobre él, con su escudo por delante y empuñando la porra de energía, logrando acabar con él, en una rápida sucesión de golpes bien dirigidos.
Cuando aún estaba recargando su revolver, después de acabar con su última víctima, un tipo salió al descubierto, oculto debajo de unos toldos ajados y vació el cargador de su rifle automático, hiriéndole en una pierna. Estuvo a punto de caer, ya que la pierna le falló, pero logró hincar una rodilla en tierra y no ser derribado".
Mi rival, tuvo ahí la partida, si esa herida hubiese sido crítica, Castle habría caído en cumplimiento, pero él no era un patrullero más. Él se había ganado fama de ser una mala bestia entre los Enforcers, lo que ya era decir... Aguantaba lo que le echasen y devolvía golpe por golpe, sin dejarse vencer por las circunstancias.
Turno 5:
Al comenzar el turno, mi rival falló los chequeos de banda, de líder y de los pandilleros que le quedaban en mesa... . De pronto y en una sucesión de tiradas nefastas, mi rival, acababa de abandonar el tablero de juego, dejándome con dos Enforcers, controlando el Mercado.
"De pronto, todo quedó tranquilo, no había nadie en el Mercado, tan sólo quedaban los caídos. Castle y Callahan se dirigieron el uno hacia el otro cojeando y haciendo recuento mental de las heridas recibidas y el estado de las mismas. Por el camino, sin pararse si quiera, le metían un tiro de gracia a la escoria abatida, aunque no se movieran. Iban recitando la letanía que tenían aprendida de memoria.
En nombre de Lord Helmwar, como representante suyo en Necromunda, hago cumplir su palabra y ejecutar su sentencia... . Blam, blam...
No importaba que Lord Helmwar no supiera jamás quien era Castle, ni tampoco que él no hubiese firmado de su puño y letra aquella sentencia. Eso a Castle no le importaba lo más mínimo, pues él si creía en el orden y que había que hacer cumplir las leyes de Necromunda, para que todo aquello no se fuese al infierno. Para él, sólo había una cosa, cumplir y hacer cumplir la ley de Necromunda. Si alguien no estaba de acuerdo, podía solicitar un recurso de alzada, después de que él le hubiese metido una bala en la cabeza. Por supuesto.
Mientras Callahan llamaba para que enviaran refuerzos, para asegurar la zona y retirar a los agentes caídos, Castle, comenzó a aplicarse los geles coagulantes, para saturar y restaurar los tejidos dañados por las heridas recibidas".
A pesar de que la partida había terminado, al huir toda la banda decidimos que la partida había finalizado en empate. Yo no había logrado abatir a toda la banda rival y Sabine, no había acabado con todos los Enforcer. Pero, nos quedamos con las ganas de hacer un "What if...", así que con la partida concluida, nos dimos el gustazo de enfrentar a Castle con el perfil que le quedaba y a Sabine Wren en combate cuerpo a cuerpo...
En ese instante, una figura que comenzaba a acercarse hacia él, atrajo su atención. Era una tipa, con un rifle largo de francotirador terciado a la espalda, empuñaba una espada de energía y una pistola. Se estaba acercando a él tranquílamente, con elegancia felina. Sabine Wren... . Una sonrisa homicida asomó al rostro de Castle y se dirigió a su encuentro, con el escudo bien sujeto en una mano y su porra de energía en la otra. La espada de energía de Sabine refulgió, varios trozos del pesado escudo salieron despedidos con cada tajo, pero Castle no era un novato, no se limitaba a dejar el escudo frontal, para que ella lo atravesara como si fuera papel. Usaba el escudo para desviar la espada, ocasión que utilizaba Sabine para soltar ráfagas de su pistola. Pero Castle las encajaba en la maltrecha armadura sin inmutarse, aprovechando cada ocasión que se le presentabam para lanzar un demoledor golpe contra su oponente.
En uno de esos feroces contraataques, le destrozó la mano con la que empuñaba la espada de energía, lanzó un barrido con el escudo, desequilibrando a Wren y lanzándola contra el suelo. Castle no se permitió saborear el momento, Sabine era una profesional y estaba seguro que si dejaba un resquicio para que reaccionara, le depararía una desagradable sorpresa. Sin pensárselo, golpeó con el canto de su escudo, lpresionado contra el suelo la garganta de Sabine. Una, dos, tres veces, hasta que la cabeza quedó separada del tronco.
Callahan se había acercado, miró lo que quedaba de la cazarrecompensas y se limitó a gruñir: - Mejor así, menos papeleo a rellenar. Con un rápido toqueteo de sus dedos, anotó en su dispositivo: Sentencia ejecutada. Caso cerrado".
¿Qué decir de la partida...?, pues que nos lo pasamos como cochinos en un charco. Cuando se juega en una mesa como las que prepara Keyan, es un verdadero gustazo lanzar dados en ella.
El resultado sinceramente es lo de menos, por eso nos permitimos jugar "What if...", corregir cosas que se nos pasan, (por ejemplo Keyan olvidó mover en el turno uno al pandillero que cazó por la espalda a McClane en el turno dos. Claramente esa era su intención, así que permitimos que cargara y se resolviera el combate). Antes de hacer acciones, medimos, le decimos a nuestra riaval qué pretendemos y así no hay lugar a equívocos: avanzo hasta donde no me vea esta mini, pero pueda tener a esta otra a tiro, etc... De verdad, da gusto jugar así y poder narrar entre los dos un enfrentamiento como éste.
A la hora de manejar los enforcers, he de reconocer que los pasé bastante mal y gran parte de la partida, desde el turno dos, hasta el final del turno cuatro, creía que la tenía perdida. Me quedé sin efectivos muy rápido y si la gané fue gracias a la actuación estelar de Frank Castle, que se convirtió en un auténtico ángel vengador, recorriendo el tablero, imponiendo la ley a golpe de maza y disparo en la cabeza. Es cierto que en todos los turnos, me quedaban sin activaciones, cuando a mi rival, aún le quedaban un par por hacer, eso dejaba que tuviera que medir muy bien que hacía con mis Enforcers, ya que no podía permitirme el lujo de dejar a uno totalmente expuesto y ver cómo recibía luego una lluvia de fuego, sin poder reaacionar. El intercambio de un Enforcer, por una escoria, beneficiaba claramente a mi rival y los primeros turnos, logró desesperarme al ver cómo abatía a mis muchachos uno detrás de otro. La líder y su rifle, me trajeron por la calle de la amargura y me obligó a moverme con mucho cuidado, buscando que no tuviera disparos fáciles toda la partida, lo que condicionó mis movimientos.
"En memoria de los agentes Riggs, Murtaugh y McClane, caídos en acto de servicio"Espero que os divierta y os entretenga esta nueva partida de Necromunda. Desde luego, nosotros nos lo pasamos de vicio.
Buena caza y largas lunas.
Vengo de ver el blog de Keyan ahora mismo e insisto, todo me parece una pasada, desde la mesa hasta las minis, y la partida tuvo que ser divertidísima, me encanta tu relato, gracias por tomarte el tiempo en redactarlo :)
ReplyDeleteMuchas gracias, es lo menos que puede hacerse, después de La pedazo partida que nos marcamos. En serio, jugar con Keyan es una maravilla, cada partida está llena de momentos tipo “no se puede hace, pero y si...”. Así que el resultado es lo de menos y dejar una partida en empate, no nos duele a ninguno. Es más, según jugamos la partida, ya nos va saliendo qué queremos hacer en la siguiente, para continuar el relato.
ReplyDeleteNi que decir tiene, que al acabar una partida tan divertida, empezar a darle a la tecla para contarla, es continuar con la diversión, un rato más.