Para el siguiente avance en mi escalada de Stormcast, opté por pintar una unidad de Vanguard Raptors con ballestas huracán. El esquema de pintura continúa la línea de las anteriores unidades pintadas, en este caso, las minis son un poco más sosas que sus hermanos, ya que carecen de las capas a la espalda, así que para darles un poco más de vidilla, decidí añadirles un par de armas y accesorios varios que me sobraron de la caja de los anteriores y colgárselas de los cinturones.
"Desde que se desató el feroz combate, los hombres de Bergantius, se agruparon en pequeños grupos de seis hombres, medios Turmanes, que salieron corrieron detrás de sus compañeros Hunters, mientras ellos se encargaban de mantener a raya la horda de Goblins que se se acercaban lo suficiente como para llegar al combate cuerpo a cuerpo, los hombres de Bergantius, con sus pesadas ballestas huracán se dedicaban a barrer las filas de los pieles verdes, con sus rociadas de virotes de repetición.
- ¡Zu, zu, zu, zu...!-
El sonido de los virotes de repitición no cesaba, salían disparados sin parar. No eran disparos apresurados, ni lanzados a lo loco, cada uno de ellos encontraba su blanco, ninguno se desperdiciaba. Los virotes, aunque no eran más largos que un palmo, eran capaces de atravesar los toscos escudos de madera, los jubones de cuero y las rudimentarias cotas de malla Goblins. Cada vez que medio Turmán, concentraba el fuego en uno de los regimientos de aquella marea gritona de pieles verdes, los dejaban clavados en el terreno, sufriendo innumerables bajas, aullando de rabia y dolor.
Por desgracia y aunque la cadencia de tiro era elevada, cada decena de disparos, había que recargar las ballestas huracán. No era un proceso complejo, aunque sí llevaba unos cuantos y vitales segundos. Para que la lluvia de virotes nunca cesara, los ballesteros se compenetraban de tal manera, que siempre hubiera dos ballesteros recargando, mientras los otros cuatro aún continuaban disparando.
- ¡Recargando! -, gritó Belisarius, él y su compañero acababan de lanzar su último virote. Con un tirón seco, sacaron el cargador de virotes y lo lanzaron a un lado, cogieron otro de los cargadores que llevaban colgados del cinturón y lo introdujeron con golpe, amartillaron el arma y se llevaron la culata de la ballesta hasta acomodarla en el hombro. Maldita sea, les quedaban dos rondas de cargadores, después de eso, tendrían que retirarse de nuevo a reequiparse. Era la tercera vez que se quedaban sin munición, no podrían seguir aguantando ese ritmo mucho tiempo más, tarde o temprano se acabarían las recargas y entonces no podrían mantener la marea que amenzaba con destruirles.
- ¡Retrocedan 50 pasos manteniendo el orden de disparo!-, las directrices llegaron altas y claras. Echando la vista atras, calculó que les hacían retroceder hacia aquel afloramiento rocoso. Cuando llegaron a aquella posición, habían agotado hasta el último virote, por suerte, Bergantius lo había previsto todo, allí les esperaban cajas con cargadores repletos de virotes, otra decena de rondas de disparo.
- Señor, la situación es insostenible a largo plazo -, dijo Belisarius dirigiéndose a su superior. Éste asintió con la cabeza.
- Te encanta señalar lo obvio -, dijo con una risotada y una fuerte palmeo en la hombrera de su amigo. Mantuvo la mano sobre el hombro de su compañero y le sostuvo la mirada. - El Lord Aquilor nos ha encargado una misión...".
Bergantius y sus compañeros desatan una lluvia de virotes sobre los enemigos del sagrado Sigmar.
"Allí estaban, casi todos los medios Turmanes habían recibido la orden de retirarse de sus posiciones de disparo, les replegaron y recolocaron cerrando el paso de montaña por el que había llegado. Los planes del Lord Aquilor estaban claros para aquellos hombres, ellos iban a ser los encargados de cerrar aquel paso y ganar tiempo a costa de su sacrificio, para que el resto de sus hermanos pudieran retirarse.
Sus compañeros Hunters pasaban por su lado, inclinando cabezas, alzando puños, lanzándoles una broma o puya. Todos sabían por qué se quedaban allí aquellos hombres, para darle una oportunidad a ellos. El último en pasar a su lado, el Lord Aquilor, inclinó la cabeza y alzando el puño gritó:
- ¡Nos vemos al otro lado de la Reforja!-.
Cuando todos hubieron cruzando, cerraron filas, ellos crearon un muro de carne, metal y virotes. No habían dejado de disparar mientras sus compañeros pasaban, ahora que ellos no estaban, tenían vía libre para desatar todo su poder. Disparaban con una cadencia de tiro relativamente baja, los regimientos Goblins, convergían sobre ellos, habían descubierto a costa de innumerables bajas lo devastadora que era una lluvia de virotes. Por eso estaban acobardados y no se atrevían a atacar. Esa situación beneficiaba a los ballesteros, cuanto más tiempo pudieran anclar aquella marea verde en esa posición, más posibilidades darían a sus hermanos de escapar...".
A nivel juego, me gusta mucho usar esta unidad, es una gozada hacer que
aparezca por despliegue rápido y poder soltar 36 disparos de virotes
sobre una unidad que no se lo esperaba. Cada Raptor realiza 6 disparos
por turno si han movido y 9 si no han realizado ningún movimiento,
pudiendo llegar a realizar 54 disparos en un único turno. Una auténtica
lluvia de disparos, que si se sabe administrar bien, puede causar un
verdadero destrozo en una unidad enemiga.
Buena caza y largas lunas.
Quién me iba a decir a mí que los Stormcast estos me iban a acabar gustando... Muy buenos, de verdad.
ReplyDeletePorque al final no dejamos de ver Marines..., con la buena mano que tienes tú, de ahí saldrían unos Templarios Negros magníficos
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