Monday, June 7, 2021

El goblin que zuzurraba a loz Ezcupegarrapatoz

Como viene siendo habitual, de tanto en tanto aprovecho para hacer un descanso de las unidades normales que voy pintando para hacer crecer mi horda goblin y cuelo entre medias algo especial. Bien sea un personaje, una criatura monstruosa o algo que me apetezca mucho pintar en ese momento. Es una manera de romper la rutina, ya que cuando llevas muchos días pintando exactamente las mismas cosas, al menos a mí me ocurre, que la motivación para volver a coger los pinceles me cuesta encontrarla. Suelo elegir proyectos que tengan que ver con este ejército que tengo en marcha ahora mismo, o pequeños proyectos que no me lleven mucho tiempo y me hagan distraerme de mi objetivo final, que no es otro que dejar terminado este ejército antes de que acabe el año.

Como estaba pintando garrapatos, me acordé que en su día logré hacerme con un Escupegarrapatos, o Lanzagarrapatos, no tengo muy claro como denominarlo. Aunque es una mini, que no se puede usar libremente en listas, a no ser que te pongas de acuerdo con tu rival, es difícil que si acudo a un torneo, la pueda lucir, pero en partidas casuales trataré de sacarla de vez en cuando, simplemente por el gustazo de lanzarle a la cara de mi rival unas bolas de músculo y dientes. Sinceramente desconozco qué tal es a nivel juego, pero la mini es una preciosidad y tenía muchas ganas de pintarla, así que sólo por eso, ya merece la pena incluirla en mi ejército. Además, ¿cómo podría no incluir una bestia que lanza garrapatos en un ejército repleto de ellos?. De momento no he montado los garrapatos que está escupiendo, los veo muy delicados y si quiero mover el garrapato, en especial con los nanos, la probabilidad de que acaben destrozados es muy alta, así que de momento, lo dejaré como si estuviera a punto de escupir.

A la hora de elegir paleta de pintura, me decanté por usar los mismos colores que he usado en los garrapatos que he usado hasta ahora. Quiero primar un efecto cohesionador en mi ejército, ya que cuando esté todo junto, pienso que a nivel visual se logra mejor crear un impacto de horda, cuando no hay muchas paletas de color que puedan despistarte y desviar tu atención.

"Los pastores no dejaban de aguijonear a la enorme mole para que se moviera a pesar de la empinada pendiente. Sus congéneres más pequeños eran todo nervio y no paran de saltar de forma enloquecida, por contra, aquellas enormes moles siempre hambrientas, se movían de forma pausada y aunque con cada salto, lograban avanzar una gran distancia, se tomaban su tiempo entre salto y salto, por lo que mover a una de esas criaturas, podía ser algo desesperante.

 Nadie sabe cómo surgen esos garrapatos gigantescos, si es en lo que se pueden convertir los pequeños garrapatos saltarines, ya que por la pulsión que les lleva a tener una actividad frenética, suelen tener una esperanza de vida muy corta. Tampoco se puede descartar que sean una variente que nazcan directamente para convertirse en Escupegarrapatos. Desde luego, cada vez que los goblins logran localizar uno de ellos, rápidamente se encargan de hacerse con él para usarlo en combate.

- ¡Pinchadle otra vez...!-, gritó desde lo alto de la loma el Maeztro Lanzador. - Zi no noz damoz priza, acabaran ezcapándoze de nueztro alcanze.

 Varias decenas de saltos por debajo, los pastores murmuraban entre dientes. - Pinchazle otra vez, pinchazle otra vez...-, como si fuera tan fácil. Estas bestias, aunque lentas, tenían un mal genio legendario, si sus pastores comenzaban a importunarles demasiado, no tenían ningún problema en empezar a saltar arriba y abajo espachurrando unos cuantos de sus guardianes, hasta que quedase claro quien era el que mandaba allí.

Zebadero, por propia experiencia con aquella mole bestial, había descubierto que más valía ofrecerle un par de garrapatos hongos como premio, antes que usar el aguijón.

- Muchachoz, traedme un puñado de zuz golozinaz -, con cuidado se acercó a "Colozal", comenzó a frotarle la rugosa piel de su estómago y a susurrarle con suavidad.

- Venga beztia eztúpida, yo también eztoy canzado y me duelen loz piez. Poz cada uno te tuz saltoz, yo tengo que dezgaztaz laz zuelaz de miz zapatoz. Azí que zi zubez hazta ahí arriba, te daré un puñado de ezoz hongoz apeztozoz que tanto te guztan -.

Puede que fuera por el tono tranquilizador, o por la promesa de una recompensa, pero un destello de inteligencia brilló en los ojos de Colozal, se preparó, hizo que sus patas traseras se colocaran en posición y con una serie de resoplidos, la enorme mole realizó, dos, tres, cuatro saltos seguidos, hasta que se plantó en lo alto de la cima. 

Por su parte Zebadero, aún tardó un buen rato en llegar hasta arriba, entre reniegos, patinazos y mucho sudor, logró que zuz muchachoz lograran subir hasta allí arriba el carro que llevaban cargado hasta los topes con jaulas repletas de garrapatoz mordedorez. Por el camino, un par de zuz chicoz habían perdido un par de dedos y una mano por descuidarse y acercarse demasiado a los barrotes de las jaulas.

Sudando, se acercó al Maeztro Lanzador, odiaba a aquel goblin con todo el rencor que era capaz de generar. Nunca se remangaba la túnica para echar una mano empujando el carro de la munición, tampoco se jugaba un miembro cogiendo uno de aquelloz garrapatoz mordedorez para ser lanzados, lo único que sabía hacer era gritar, escupir o patear el culo de sus subordinados para que hiciesen lo que él ordenaba lo antes posible.

- Pom, pom, pom...-, con secos martillazos clavaron las piquetas al suelo y comenzaron a tensar las cadenas que rodeaban el cuerpo de Colozal, para evitar que cada vez que lanzara un proyectil, el retroceso, hiciera que el gigantesco garrapato no sufriera un retroceso feroz y hubiera que recolocarlo en posición de nuevo después de cada disparo.

Mientras algunos de zuz chicoz terminaban de tensar las cadenas, el resto de su cuadrilla, no paraba de golpear a los garrapatos mordedores, antes de cogerlos y trotar lo más rápido posible hasta la boca de Colozal, donde embutían uno detrás de otro. Tres, cuatro, cinco, seis..., en ocasiones eran capaces de meter una docena de aquellas bestias en el buche de Colozal, antes de metérselos en la boca, Zebadero rebozaba en hongos dulces la piel de los garrapatos mordedores, para que la enorme bestia los recibiera con agrado, los rumiaba en la boca, para extraer todo el jugo, antes de abrir la boca para recibir el siguiente. Había que ser muy rápido en ese momento tan crucial, ya que si te descuidabas, la bestia podría engullir al artillero junto con la bola de carne y dientes, por supuesto, acabar en el estómago de una bestia, repleto de garrapatoz mordedorez confusos y cabreados, nunca podría traer nada bueno para el pobre infeliz que se descuidase.

Cuando el buche estaba lleno y ya era evidente que no cabía nada más en él, se dirigió al Maeztro Lanzador, éste comenzó a impartir una serie de órdenes orientativas, que Zebadero debía interpretar como mejor supiera. Ordenó a sus chicoz que soltaran un par de eslabones de aquí, apretaran otro por allá, levantó el buche de Colozal con la ayuda de cuatro de zuz chicoz, que apoyaron con firmeza sus varas en el montón de la bestia. Cuando todo estuvo a su gusto, se dirigió a los cuartos traseros del gigantesco garrapato y al tiempo que le propinaba un fuerte aguijonazo gritaba - Fueeeego... -

Colozal, al sentir el aguijonazo, regurjitó los garrapatoz que tenía en el buche, lanzándolos a una enorme distancia, eso unido a la posición elevada en la que se encontraban, permitían que pudieran lanzar a una distancia descomunal los garrapatoz mordedorez, tanto es así, había que usar "miralejoz" para ver donde caían.

Con una sarta de improperios, el Maeztro Lanzador, comenzó a gritar órdenes para corregir el disparo y que el próximo cayera sobre la cabeza de sus enemigos, donde desatarían el pánico y el terror".

Comentaros a nivel de anécdota, que según avanza el proyecto Goblin, mis hijos se están enamorando de estos pequeños pieles verdes y su horda de garrapatos. No paran de decir que están muy locos y me preguntan por lo próximo que voy a pintar. Sinceramente les entiendo, shamanes excéntricos, jefes montados en carros tirados por lobos, bolas de carne repletas de dientes, criaturas que lanzan a otras escupiéndolas..., no es fácil resistirse al encanto de los Goblins. Por un lado, me siento orgulloso de llevarles por el buen camino, por otro lado, empiezo a preocuparme, ya que me da la sensación de que me tocará jugar a mí con Stormcast, mientras mis hijos vociferan haciendo avanzar sus hordas goblins, ja, ja, ja.

Espero que os haya gustado la entrada.

Buena caza y largas lunas.

2 comments:

  1. Mola muchísimo, da una sensación de mole imponente al lado de los renacuajos, jeje. Así sin los escupitajos de garrapato parece o que está sonriendo o incluso que está aullando; quiero decir, tampoco da la sensación de que esté incompleto, a mí me gusta mucho tal cual está.

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  2. Me sugirieron que imantase el escupitajo, no se me había ocurrido, pero me pareció una muy buena idea, así que es bastante posible que lo haga, en cuanto saque un hueco para retomar la mini

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